La Pera del Olmo
Ricardo Urquidi
En el 2016, en semana santa organizamos un viaje a Phoenix, para disfrutar pretemporada de Grandes Ligas, en la Liga del Cactus y basquetbol de la NBA, el grupo pequeño de no más de 20 emprendió su viaje para ver juegos de los Royals de Kansas City, Atléticos de Oakland, Gigantes de San francisco, Dodgers de Los Ángeles y el platillo del deporte ráfaga: Soles de Phoenix contra los Lakers de Los Ángeles.
Previamente antes del comienzo de la temporada de la NBA para asegurar los boletos, allá por septiembre del 2015, compramos los boletos para el partido del jueves 9 de Marzo del 2016, la intención además de disfrutar el mejor basquetbol del mundo, era ver a los Lakers, uno de los equipos más emblemáticos, los asientos costaron 80 dólares, en primer piso atrás de una de las canastas.
Cuando estábamos en la fase de organización, mucho antes del viaje, el domingo 29 noviembre del 2015, Black Mamba publicó una carta en el sitio The Players’ Tribune, en el que anunciaba su adiós de las duelas con un poema:
«Querido Baloncesto»
Desde el momento
Que empecé formar balones con las medias de mi padre
Y a disparar imaginarias
Canastas ganadoras
En el Great Western Forum
Supe que una cosa era real:
Me enamoré de ti.
Un amor tan profundo que te di todo
Desde mi cuerpo y mente
Hasta mi espíritu y alma.
Como un niño de seis años
Profundamente enamorado de ti
Nunca vi el final del túnel.
Solo me vi a mí mismo
Salir corriendo desde uno.
Y entonces corrí.
Subí y bajé en la cancha
Persiguiendo cada balón suelto por ti.
Me pediste mi esfuerzo
Te di mi corazón
Porque vino con muchísimo más.
Jugué a pesar del sudor y el dolor
No porque el reto me llamó
Sino porque TÚ me llamaste.
Porque eso es lo que uno hace
Cuando alguien te hace sentir
Tan vivo como tú me hiciste sentir.
Le diste a un niño de seis años su sueño de ser Laker
Y siempre te amaré por eso.
Pero no puedo amarte obsesivamente durante mucho más.
Esta temporada es todo lo que me queda para dar
Mi corazón puede resistir los golpes
Mi mente puede soportar el esfuerzo
Pero mi cuerpo sabe que es momento de decir adiós.
Y eso está bien.
Estoy listo para dejarte ir.
Quiero que lo sepas ahora
Así ambos podemos saborear cada momento que nos queda juntos.
Lo bueno y lo malo.
Nos hemos dado el uno al otro
Todo lo que tenemos.
Y ambos sabemos, sin importar lo que haga después
Que siempre seré ese niño
Con las medias hecha un bollo
Y el tacho de basura en la esquina
:05 segundos en el reloj
Balón en mis manos.
5 … 4 … 3… 2… 1
Te amaré por siempre, Kobe.
Uno de los más grandes anunciaba su retiro, de inmediato vuelvo al calendario de juegos de los Soles y me encuentro con la grata sorpresa de que vamos a ser testigos de la despedida de Mamba en el desierto de Arizona, los que están apuntados para el viaje se frotan las manos, un atractivo más se agrega a la travesía.
Después de disfrutar partidos de los que en ese entonces eran los ganadores de la Serie Mundial del 2915: los Royals, con ese trabuco que armaron con Hosmer, Moustakas, Pérez, Escobar, Caín, Gomez, Gordon, Cueto, Guthrie, Herrera, Holland, Madson para ganarle a los Mets de Nueva York el clásico de otoño, nos preparamos para ir al basquetbol.
Al llegar junto con mi esposa, mi hija Diana y el menor: Guillermo al Talking Stick Resort Arena su nombre en el 2016, ahora se llama: Footprint Center, hay una multitud, en las calles aledañas, infinidad de revendedores, diviso uno de raza negra y le pido a mi esposa: Lorena que de curiosidad le pregunte a cómo andan boletos similares a los nuestros, no muy convencida accede a la petición, al regresar, sorprendida, asombrada, me dice: “Dice el negro que me compra los boletos cada uno a 300 dólares”, “ A cuánto?!, respondo de inmediato, hasta entonces asimilo lo que estamos a punto de presenciar.
La dueña de las decisiones de mi vida, no duda: “¡Yo voy a vender mi boleto, yo ni conozco a Kobe Bryant!”, mi hija Diana, la secunda: “Yo También!”, volteo a ver a Guillermo y le suplico: “Tu no me vas a dejar solo!”, Lorena y Diana se van y nos vamos a la entrada, con un nudo en el estómago, con la alternativa incrustada, de la encrucijada de ser testigo de la historia o tener 300 dólares en el bolsillo.
La despedida de Kobe, es inolvidable, pletórica, el homenaje que la organización de los Soles le brindo a Mamba es digna de su investidura, mariachis, reconocimientos, regalos, los Suns ganan 112- 110, estuve en el lugar indicado, a la hora indicada, con el personaje indicado, me acuerdo de los 400 dólares que pague en San Luis por ver un juego de Serie Mundial en el 2013 y salgo más que satisfecho por la suerte que me da la vida.
Al llegar al hotel, Lorena y Diana, ajenas a la adrenalina que carga mi mente, me presumen:” Compre estas sabanas y este vestido y… y…”, yo solo sonrió y el que se lamenta, tal vez pensando en lo que se pudo comprar es Guillermo.






Deja un comentario