Ricardo Urquidi

A Vichy

El que puso la vara muy alta

Cuarta de no sé cuántas…

En su cuarto año todo el mundo tenístico está enfocado en él, sus rivales a pesar de su edad, le tienen respeto, empieza bien el año ganando el Abierto de Melbourne, uno de los cuatro grandes, en febrero, inesperadamente a través de su agente, recibe una noticia de Parral, a su Padre le dio una embolia, no puede hablar, su lado izquierdo esta inmóvil, esta grave, las próximas noticias pueden no ser buenas, lo apresuran a verlo, tal vez no alcance el siguiente día, da órdenes para que su Padre sea atendido con los mejores especialistas, si es posible lo trasladen en avión a donde sugieran los médicos, de inmediato toma el avión y se dirige a su tierra natal.

El viaje como sus pensamientos es largo, como una película, su mente viaja hasta la infancia, la imagen clara y nítida de ellos siempre juntos, en el patio de la casa, con un bat de juguete, jugando, conviviendo, para pasar a las siguientes escenas en las categorías infantiles, desde aquellos tiempos, el único foco de atención en la familia era él, sus hermanas siempre estuvieron en segundo plano, su veneración por la imagen paternal, siempre siguiendo sus instrucciones, siempre atento por complacerlo, siempre sintiendo su mirada por atrás, trasmitiendo en todo momento su pasión por el béisbol, hasta formarlo a través de la disciplina y convertirlo en un atleta de alto rendimiento.

Así llego a Parral, tratando, suplicando, orando porque Dios les diera una oportunidad más a Padre e Hijo, tener una última oportunidad de sentarse en la mesa a compartir un café, un vino, un tequila la bebida favorita de su Padre, al llegar al hospital de Jesús, todos van en su búsqueda, en el camino su cuñado a grandes rasgos le conto el diagnóstico médico, las siguientes horas eran cruciales para su recuperación, al platicar con los médicos le sugieren que no lo traslade a otro lugar, hasta que no salga de terapia intensiva, hacer lo contrario sería sumamente riesgoso, Roberto había pensado en Houston, ya tenía todo listo, pero se detiene, su Mama lo apoya, dándole implícitamente la estafeta de ser él y nadie más quien tome las decisiones sobre el futuro de Cipriano.

Luego de varias horas, llega Manolo su entrenador infantil, salen del hospital buscando aire fresco, para tener más libertad para conversar, se ponen al corriente, Roberto tiene un especial afecto por él, lo considera su segundo Padre, que ante la obstinación de Cipriano para que su hijo alcanzara la excelencia, rayara en la perfección, Manolo al ver las actitudes del patriarca, siempre aligero la carga a Roberto, durante la plática, llegan llamadas de su agente, de gente allegada a él preguntando por la salud de su Padre, de pronto un grupo que también está al tanto de la salud de otro paciente, explota en jubilo: “Que pasa?”, pregunta Roberto, ”Está la Liga Regional, lo más seguro es que hayan anotado carrera… a tu Padre hace quince días los salude en el Valente Chacón Baca”.

Roberto se queda callado, recuerda sus campeonatos con Parral, Con Chihuahua en las categorías infantiles y juveniles, no alcanzo a jugar Liga Regional, menos el Estatal de Mayores, su memoria se pierde en la nostalgia de una época ya pasada, que ya no existía en el presente, Ximena lo rescata de sus pensamientos: “Roberto… mi Papa se puso grave, que vengas”, los dos: Roberto y Manolo salen disparados… al llegar un Médico da explicaciones a su Madre, el las escucha atropelladamente, “El Señor Orihuela tiene los signos vitales muy débiles, deben prepararse para lo peor…”, sobre el pómulo de Roberto rueda una lagrima, entra al cuarto a ver a su Padre… lo toma de la mano: “Padre, el médico me dice que es muy seguro que me estés escuchando, quiero suplicarte, quiero pedirte que me des una oportunidad, que nos demos una nueva oportunidad, tu atrás de mi viéndome jugar béisbol, yo siguiendo tus consejos, tus observaciones, siendo un equipo, ganando juegos, te prometo que voy a llegar a Grandes Ligas…”, las lágrimas inundan la escena, Cipriano a pesar de no poder moverse, busca que sus ojos se encuentren, no encuentra la forma para comunicarlo, Roberto sobre la mano que aprieta, recarga su cabeza, no capta el sentimiento ahogado en el cerebro de su Padre, al contrario con los ojos cerrados, ruega al todo poderoso su misericordia y les dé un milagro.

Así duran horas en oración, el medico entra y al evaluar la situación, anuncia: “Está mejorando, pero sigue en situación crítica, esperemos que siga peleando por su vida”, todos elevan una plegaria al cielo para que así sea; Después de unos minutos, Roberto sale, busca entre los pasillos a Manolo: “Quiero que hables con un equipo de la Liga Regional, quiero jugar”, ante el pedido inusitado, Manolo no tiene cabeza para conocer las intenciones de su ex alumno y solo asiente con la cabeza.

Cipriano salva la noche, salva los dos siguientes días, sale de terapia intensiva, ya puede ser trasladado, es llevado a Houston con los mejores especialistas, Roberto habla a su agente para decirle que suspenda durante lo que resta de Febrero y Marzo todas sus participaciones, hay oposición ya que por el ascenso de Roberto en la esfera mundial, ya se había confirmado la participación del parralense en dos torneos en el país, El Abierto de México y uno en los Cabos, Baja California, no hay vuelta atrás, las instrucciones de Roberto son precisas, primero esta su Padre.

Cuando su Padre se estabiliza y logran comunicarse con él, pidiendo que conteste con un abrir y cerrar de ojos, todos entran en jubilo, Cipriano ha entrado en franca recuperación, ahora entra en la fase de rehabilitación, de terapia física para que logre tener una mejor calidad de vida, “Manolo, ya mi Padre recupero la conciencia, está bien, Gracias a Dios… que paso con mi encargo?”, “Pues hay mucha incredulidad de que juegues, logre convencer al equipo que va en el sótano de darte de alta, vas a jugar con el equipo de Talentos, son puros chavos”, “Cuando juegan?”, “El sábado en Santa Bárbara”, “Okey allá nos vemos”, después de colgar, Roberto a través de su agente hace unas llamadas y consigue las instalaciones del Minute Maid, casa de los Astros de Houston, le habla a su Preparador Físico y lo cita en Houston, tiene tres días para soltar el brazo.

Kaye Wesling, preparador físico de Roberto, sentencia: “¿Aquí lo importante, es que los movimientos que realices a la hora de lanzar, sean lo más posible similares a los que haces en el tenis… no voy a tratar de convencerte de que no hagas esta locura, de lo fácil que te puedes lesionar, simplemente vamos a ver si es posible?… no me preocupa tu sinergia, tu condición física, desde que me llamaste, me puse a ver videos de lanzadores, jamás había visto béisbol, no se?, ¿me imagino que tu memoria física de cuando jugabas béisbol, va a salir sin ningún problema, voy a grabarte y analizar tu saque en el tenis con la mecánica de tus lanzamientos… en base a lo que vea, quiero saber si el cambio te va afectar un musculo tuyo… okey?”.

Como si fuera ayer, con una naturalidad de quien nació en una cuna de béisbol, que durante más de diez y ocho años lo practico en los más altos niveles en el trayecto infancia-juventud- adolescencia, Roberto hace bullpen, “Recta”, grita Roberto, “Que?” pregunta Kaye, “Te voy a decir cuál es el lanzamiento para que veas si varia mi wind up”, Que?”, vuelve a preguntar, “Curva”…, así pasan los minutos, hacia su interior la ex estrella de Fullerton, siente una paz, un desahogo, siente lo mismo cuando en la más dura competencia, sale de su raqueta un servicio as, son dos emociones iguales, cuando su brazo esta al punto, Kaye grita: “90 millas”, al final de sus últimos partidos en la universidad, su recta ya rondaba las 95 millas, cuando oye noventa millas, con una sonrisa infantil, el ganador de Wimbledon, termina su sesión.

Al otro día, juntos Roberto y Kaye analizan los videos, lo que ven les agrada: “Yo sé que es importante para ti esta aventura, no creo que sea un reto deportivo, aquí lo importante es que hay que marcar prioridades… si tú me dices que en más de seis años no tomaste una pelota de béisbol y luego la lanzas a noventa millas y que esas millas, están en la media de un pelotero profesional, que fueron lanzadas con el mínimo de calentamiento y entrenamiento, creo que tu regreso al béisbol, sin esfuerzo máximo, puede complementarse con el tenis… la mecánica del saque es similar a lo que tu llamas wind up, hay un pie pivote, pero no es la misma caída, que tanto te van a afectar tus años en el tenis?, para la correcta colocación de tus lanzamientos en el béisbol?… mañana después del béisbol practicamos tenis, quiero verte con un mínimo de diferencia de tiempo entre uno y otro”, Roberto toca el hombro de Kaye agradeciéndole, sus preocupaciones se empiezan a disipar.

Una noche antes de regresar a Parral, habla a Manolo: ”A que horas es el Juego?”, “A las tres”, “Muy bien llego como a las doce, dile a mi cuñado que vaya por mí al Valle”, muy temprano antes de partir Kaye y Roberto a México, van al hospital, agarrándole la mano, ante su Padre, anuncia: ”Papa salgo ya a Parral, en la tarde voy a pitchear en Santa Bárbara, …”, los ojos de Cipriano parecen un parabrisas, no digiere lo que está oyendo, “Quisiera llevarte y que me vieras, pero ya habrá tiempo, tu salud es primero… por primera vez voy a jugar Liga Regional… que te parece?”, los ojos de su Padre se quedan abiertos, la alegría de su Madre es acompañada por un beso en la frente y se despide.

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