
“Algunas carreras no se miden en bases recorridas… sino en lealtad y amor eterno.”
Matt LaChappa era un joven lanzador lleno de sueños. Con apenas 17 años, los Padres de San Diego lo eligieron en el draft de 1993, apostando por su talento y futuro. El béisbol parecía ser su camino… hasta que la vida cambió en un suspiro.
En 1996, mientras calentaba para un juego de ligas menores, Matt sufrió un devastador ataque al corazón en el mismo campo de juego. Quedó gravemente afectado, incapaz de caminar o hablar con fluidez. Pero lo más conmovedor vino después: los Padres jamás lo abandonaron.
Año tras año, sin falta, el equipo ha renovado su contrato. No por estadísticas ni por rendimiento, sino por amor, gratitud y respeto. Con cada firma, Matt recibe acceso a seguro médico, tratamientos y, sobre todo, un recordatorio de que para la verdadera familia, nadie queda atrás.
Matt LaChappa nunca lanzó en las Grandes Ligas. Pero su historia, tejida con fidelidad y humanidad, es más grande que cualquier récord. Porque a veces, los verdaderos campeones son los que inspiran desde la línea de la vida.






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