Mi nombre es Kiichiro Toyoda, y aunque mi apellido hoy aparece en millones de vehículos alrededor del mundo, mi historia comenzó entre máquinas de coser y telares. Mi padre fundó una empresa textil, pero yo… yo soñaba con otro tipo de engranajes. Desde joven, tuve que enfrentar el peso de su legado y la presión de seguir su camino. Pero dentro de mí, el motor ya había arrancado. ⚙️🧠

Cuando decidí crear un automóvil japonés, todos dijeron que estaba loco. Japón importaba casi todo, y competir contra marcas americanas parecía un suicidio económico. Usé el dinero de la empresa familiar para fundar lo que sería Toyota Motor Corporation. Y por eso… muchos me odiaron. Me acusaron de traidor por arriesgar la fortuna de mi padre. Pero seguí, incluso cuando una guerra nos dejó sin recursos y una bomba destruyó parte de la planta. 💥💸

Perdimos trabajadores, amigos, sueños. Pero no nos rendimos. Mi equipo dormía en el piso de la fábrica, compartiendo arroz y esperanza. No había pintura para los autos, así que usábamos lo que encontrábamos. Y aun así… creamos. Creamos con hambre, con miedo, pero también con una fe inquebrantable. Años después, Toyota se convirtió en símbolo de durabilidad, humildad y avance. Pero te juro que cada rueda que gira, lleva cicatrices invisibles. 🛠️🔥

«Toyota no nació en una oficina… nació en el corazón de una fábrica destruida, sostenido por manos que se negaron a detenerse.» 🏭❤️

“Cuando todo parece detenido… a veces basta con encender tu motor interno y seguir avanzando, aunque nadie crea que llegarás.” 🔋🚀

– Kiichiro Toyoda

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