
Una Trayectoria que Transciende el Tiempo
«Cincuenta Años en el Periodismo» no es simplemente el recuento de décadas de actividad en el mundo de la información; es la crónica del espíritu incansable de un hombre que supo transformar la palabra impresa en un testimonio vivo de lucha, compromiso y pasión por la verdad. En un contexto en el que el cariño y la admiración podían fácilmente nublar el juicio crítico, se optó por dar voz a otro colega—don José G. Rocha—para cerrar un capítulo fundamental del documento, subrayando así la necesidad de un testimonio honesto y sin excesos de elogio, a la vez que se rinde homenaje a su legado.
Los Primeros Pasos: Vocación y Literatura en su Juventud
El recorrido periodístico de don José G. Rocha comenzó de manera casi poética en San Francisco del Rincón, donde a los jóvenes 18 o 19 años fundó su primer periódico, «El Aguinaldo». Esta iniciativa, plasmada en hojas manuscritas y marcada por versos y un mensaje inicial cargado de idealismo, no era solo un ejercicio literario, sino también la primera manifestación de esa voz rebelde y comprometida que, años después, se consolidaría como la esencia de su carrera. Estos primeros esfuerzos sentaron las bases de una vocación que se forjaría en la tinta y en la palabra, anticipando su inquebrantable fe en que el periodismo podría y debía ser una herramienta para transformar la sociedad.
El Periodismo como Motor de Cambio Social y Político
Al adentrarse en los años de agitación política y social que caracterizaron a México a comienzos del siglo XX, el periodista encontró en la pluma su arma más poderosa. Los tempranos números de «La Provincia» y «El Gallito» fueron, en esencia, gritos de combate; manifestaciones tempranas de una crítica que se oponía al autoritarismo y a las injusticias imperantes en aquel entonces. La influencia de voces revolucionarias—como la de los hermanos Flores Magón—impulsó a don José a transitar hacia publicaciones de corte más político y social, evidenciando un compromiso con los ideales de justicia y democracia. Su participación en medios como «El Diario del Hogar», «El Tiempo» o «El País» consolidó su reputación como un periodista de convicción, capaz de plasmar en cada palabra la realidad cruda de su entorno.
El Encuentro Decisivo con Parral
En 1908, el destino llevó a don José G. Rocha a las llanuras y costumbres de Parral. Este traslado no solo fue un cambio geográfico, sino la entrada a una nueva dimensión social y cultural donde el periodista encontró la materia prima para su obra y su vida. Con el paisaje agreste y la historia profundamente marcada por la lucha de sus hombres, Parral se convirtió en el escenario ideal para que Rocha desplegara su arte de narrar la verdad.
Fue aquí donde se desarrollaron algunos de sus proyectos periodísticos más decisivos, y donde sus creaciones se vieron teñidas por un profundo amor por la tierra y el pueblo.
Durante este periodo, impulsado por la efervescencia del movimiento antirreleccionista, fundó «El Precursor»—un semanario comprometido en tiempos de intensa pugna política—y, a pesar de las dificultades que trajo consigo el turbulento año de 1910, su espíritu combativo encontró diversas fórmulas para dar salvaguarda a la información y a la crítica social. Con proyectos sucesivos como «La Reforma», «El Cóndor» y «El Rebelde», cada publicación se volvió un reflejo de un México en transformación, en el que la palabra se alzaba en defensa de los ideales democráticos.
El Correo de Parral: Un Legado Impreso
El hito máximo de esta travesía periodística se alcanzó el 9 de abril de 1922, cuando se publicó el primer número de «El Correo de Parral». Este periódico, que con el paso de los años se consolidó como el decano de la prensa en el Estado de Chihuahua, fue fruto de la colaboración y la visión de don José G. Rocha junto a sus colegas.
Inicialmente un bisemanario, y posteriormente un diario a partir de 1925, «El Correo» destacó no solo por su longevidad, sino también por la calidad y el rigor con los que abordaba la información.
Entre sus múltiples innovaciones técnicas, se destaca la adopción del primer linotipo en el Estado en 1925 y, más adelante, la introducción de una rotativa. Dichos avances no solo modernizaron la producción del periódico, sino que simbolizaron el compromiso constante de Rocha por renovar y adaptar el periodismo al contexto de su época.
Frente a campañas de censura y actos de represión orquestados por gobernadores como Andrés Otriz y Alfredo Chávez, «El Correo» se erigió como un bastión de la prensa independiente, reafirmando con su lema «Auténtica tribuna comarcana» la misión de informar sin dobleces y sin subordinación a intereses autoritarios.
Periodismo e Historia: La Doble Vocación de un Hacedor de Memoria
Don José G. Rocha no se limitó a ser un cronista del presente; su visión permeó también en el ámbito histórico. Con una pasión casi devota por rescatar y preservar los vestigios de un pasado en peligro de olvido, se dedicó a la recopilación y el catalogado de documentos históricos vitales para conocer la evolución de la región. Con textos que datan desde 1632 hasta el siglo XVIII, su obra académica se convirtió en un patrimonio inestimable para el norte de la República, ayudando a reconstituir episodios fundamentales de la historia local—como la verdadera fundación de Parral y la figura del capitán Juan Rangel de Biesma.
Esta doble vocación—la de periodista y la de historiador—permitió a Rocha tejer una narrativa que conecta la actualidad con las raíces profundas de su tierra. Su archivo, en ocasiones descrito como el “archivo sin archivar”, es testimonio de una labor incansable que va más allá de la mera función informativa, acercando al lector a la esencia misma de la identidad regional y nacional.
Compromiso Cívico y Educación: El Legado Más Allá de la Prensa
El impacto de don José G. Rocha trascendió los límites de la sala de redacción. Su figura se entrelazó a la vez con la política y la vida cívica. Sin rehuir responsabilidades públicas, se desempeñó como Secretario del Juzgado de Primera Instancia de lo Civil, y en diversas ocasiones asumió puestos administrativos y de gestión, convirtiéndose en una pieza fundamental en momentos de cambio y en la organización de la ciudad.
Además, su pasión por la educación se manifestó a través de la fundación de la Cámara de Comercio e Industria local, y mediante la creación de una Escuela Comercial en la que impartió clases gratuitamente durante años. Estas iniciativas no solo facilitaron la formación de futuros empresarios y profesionales, sino que reforzaron la idea de que el conocimiento y la cultura local son pilares imprescindibles para el desarrollo de cualquier comunidad.
Una Vida de Ideales y Reflexiones Profundas
El compromiso inquebrantable de don José G. Rocha con el periodismo se reflejó también en sus propias palabras, en una columna en la que confesó haber sentido en ocasiones la tentación de abandonar “los bártulos” de una profesión a menudo ingrata. Sin embargo, la frase de un viejo maestro—según él, confirmada por la experiencia del tiempo—rememoraba que la misión personal se cumple plenamente solo hasta el último aliento. De ahí la reflexión: el mérito no reside en los años vividos, sino en haber trascendido a través de acciones que valgan la pena.
Esta filosofía impregna cada faceta de su carrera, haciendo de su legado un faro de integridad y perseverancia. Sus esfuerzos periodísticos y su incesante búsqueda por sacarle provecho a cada experiencia nos invitan a valorar la importancia del compromiso ético y de la valentía para enfrentar poderes que, en repetidas ocasiones, intentaron silenciar una voz comprometida con el bienestar social.
Contribuciones en Investigación y Participación Académica
Su labor de investigación ha sido extremadamente productiva. A lo largo de su carrera, don José G. Rocha ha generado un valioso acervo documental y ha trabajado codo a codo con destacados investigadores. Entre ellos, se encuentra el señor Herbert Eugene Bolton, notable historiador norteamericano y director de la Biblioteca Brancroft de la Universidad de California, cuyos estudios han aportado perspectivas muy interesantes sobre la historia regional. Asimismo, colaboradores como el doctor Carlot Sauer y quienes han venido reconocidos bajo nombres como L. Bloom de Nuevo México, Frankie y otros investigadores provenientes de Texas han visitado y revistado el Archivo de la Nueva Vizcaya, parte de la cual se conserva en Parral. Gracias a la incesante dedicación de Rocha, dicho archivo ha sido catalogado y analizado en distintos congresos de Historia, en los que representó a nuestros estados en ciudades como Oaxaca, Mérida y en otras localidades del país. Además, desde 1935 ha sido miembro activo de la Sociedad de Geografía y Estadística de México, ha sido socio fundador de la Sociedad de Estudios Históricos, y forma parte del Centro de Investigaciones Históricas «Genaro Estrada» y del Seminario de Cultura Mexicana (delegación local). Estos vínculos confirman que su compromiso no solo se limita al periodismo, sino que también se extiende al campo académico y a la conservación de la memoria histórica.
Vida Familiar y Legado Personal
La trascendencia de don José G. Rocha se refleja también en el ámbito personal. Se casó en la ciudad de Parral el 17 de enero de 1912, contrayendo matrimonio con la señora Eloísa Chávez de Rocha (ya fallecida). De esta unión nacieron nueve hijos, de los cuales hoy en día sobreviven Edmundo Luis, Rubén, Gustavo y José Guadalupe, quienes continúan laborando a su lado en el periódico. Esta continuidad familiar no sólo refuerza el legado periodístico, sino que también evidencia la pasión y el compromiso transmitidos de generación en generación, haciendo de la imprenta un vínculo inquebrantable con la identidad y la cultura local.
El Periodismo y la Poesía: Voces de un Paladín
El doctor Aceves, en uno de sus artículos, ha calificado a don José G. Rocha como “un paladín del periodismo independiente”, subrayando, además, su faceta de poeta de clara inspiración. Como digno corolario a su extensa labor se han recogido los siguientes versos, que llevan por título “Hogar y Patria” y que ilustran con sonoridad la fusión de la palabra informativa y la lírica:
ALLA, de libertad surge la aurora
a cuyos lampos de fulgente lumbre,
la turba, la irredenta muchedumbre
se yergue con los héroes, venganza duradera.
AQUI, el ocaso con su cruenta hora
redime a la esclava muchedumbre;
aquí, el cadalso, en la gloria sonora,
empurra la sangre redentora.
Eres, Patria inmortal, madre bendita,
que a venerar lo heroico nos invita!
Tú has forjado en mi pecho dos amores,
grandes y puros, para siempre fijos:
GUANAJUATO, el solar de mis mayores,
y CHIHUAHUA, la cuna de mis hijos…..!
Estos versos encapsulan la esencia de un hombre que, pese a las dificultades propias de su tiempo, supo combinar la rigurosidad del periodismo con la sensibilidad de la poesía. El relato de su vida es, en definitiva, una invitación a comprender que el verdadero valor de la existencia se mide por la capacidad de dejar huella en la cultura y en el devenir histórico de la comunidad.
Se completa un retrato multidimensional de don José G. Rocha: periodista, historiador, investigador, educador, amigo de la palabra y constructor de puentes entre el pasado y el presente. Su compromiso y pasión trascienden las páginas de sus obras y resuenan en cada rincón de la historia regional, sirviendo de inspiración para futuras generaciones en la defensa de la libertad de expresión y la preservación de la memoria histórica.
Por Cesar Molina
Fuente;
Luis Tercero Revista La Nacion.






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